En Cuba, doloroso me es de- cirlo, pero es un hecho que mis, mucho mis que por nuestras opiniones religiosas, filos6ficas, literarias o politicas, estamos di- vididos en peninsulares e insu- lares; porque no puedo ni quie- ro decir que estamos divididos en espafioles y cubanos. Discurso de CONTE, el 9 de agosto de 1880. El dia primero del corriente mes, rodeado de su familia y de muy reducido nd'mero de amigos, tras breve crisis de larga enfermedad, extinguia- se oscuramente y sin ruido la vida de uno de los espafioles que por diversos y contrarios modos toma.ron parte conspicua en los sucesos de Cuba realizados en el tormentoso periodo de veinte anos, que comienza el momento en que Carlos Manuel de Cespedes, a la cabeza de un pufiado de patriotas, acomete la ardua empresa (incom- parable, por iinica, en los fastos hist6ricos), de romper, a la vez que la dependencia colonial del pais, la cadena de trescientos sesenta mil escla- vos en una isla poblada por un mill6n cuatro- cientos mil seres humanos. 197