182 CUADERNO DE CULTURA los corsarios de Mexico, de Colombia y Buenos Aires que, ahuyentando del Atldntico a los bu- ques espafioles, obligaron a los Capitanes Gene- rales a conculcar las Leyes de Indias, abriendo los puertos cubanos a los buques de todas las naciones amigas, a las producciones del pais. Mas, no por eso se extingui6 el espiritu de explo- taci6n codiciosa, de la Metr6poli, ni el espiritu de rapacidad de sus servidores. No bien la agricul- tura, el comercio y las rentas de Cuba empeza- ron a prosperar, cuando ya los ministros de la Corona demandaban a las Cajas de La Habana recursos muy superiores a los rendimientos de los impuestos y arbitrios que con gran pesadum- bre cayeron sobre la Isla que, a trueque de im- portar negros bozales y de comerciar con ex- tranjeros, rehus6 unir su suerte a la de las po- sesiones que, rompiendo el yugo de la servidum- be, nacieron a la vida de las naciones cultas y libres. Entonces, como nunca, aviv6se la sed de ri- quezas de los oligarcas de Cuba, y entonces tam- bi~n, ardieron con llama siniestra los recelos y los odios del espafiol contra el cubano; entonces todo espatiol despliega en la tierra cubana "su odio a las libertades pTiblicas, su espiritu de do- minaci6n individual y colectiva", y se considera "un hombre que lleva en su persona toda la fuer- za y la representaci6n de la Metr6poli", y cree "que la colonia le pertenece por derecho de con-