ECONOMIA Y CIVISMO 157 diferencia de aptitudes entre los pueblos coloni- zadores y al espiritu democitico que ha preva- lecido en las instituciones politicas del Alto Ca- nada. El sello teoc.ritico y feudal que los colonos imprimieron a la sociedad de Quebec ha sobre- vivido, con mis acentuado vigor que en la misma Francira, a la poderosa virtud de los sucesos de la altima centuria. La transformaci6n que se ha operado y continua operindose en la poblaci6n y cultura del Bajo Canadd, digna es de fijar la atenci6n del estadista; de tal modo que si Voltaire levantase la frente de 9u tumba, quedaria pasma- do al contemplar la civilizaci6n que se ha des- envuelto en aquellos "arpents de nieve" que Fran- cia tuvo que ceder a la Gran Bretafia por el tra- tado de Paris. Los progresos del Canada y de toda la Am&- rica del Norte Britinica, aunque no tan maravi- 1losos como los de los Estados Unidos y Austra- lia, antes que a la fertilidad de las tierras, en muchas partes verdaderos paramos; antes que a las riquezas naturales del suelo, exageradas por el patriotismo y la especulaci6n, se deben (con- veniente es proclamarlo), a las libres institucio- nes con que Inglaterra, d6cil a las amargas y cos- tosas ensefianzas de su propia historia, ha dota- do a las colonias creadas y alimentadas por gen- tes de su misma raza. Esas instituciones, que per- miten al pueblo canadiense la direcei6n liberrima, el manejo completo de sus propios asuntos, (li-