Acaba de publicarse el balance del Banco Es- paiol en la tarde del 31 de diciembre de 1887. Una vez mis se prueba la inutilidad de la fi- gura decorativa del Gobernador que, segdn el articulo 28 de los Estatutos de 1881, "es el re- presentante del Estado cerca del Banco para cuIdar de que las operaciones del establecimien- to sean conforme a las leyes, estatutos y regla- mentos". Ignoro si el puesto de Gobernador del Banco ha sido creado para colocar en 41 a personas que por su mediocre aptitud estin condenadas a fra- casar en todo empefio que demande ciertas con- diciones de saber y, de firmeza de cardcter; pe- ro lo cierto es que los hados quisieron que la per- sona del actual Gobernador fuese la escogida pa- ra demostrar cuin innecesaria era a la vida re- gular del Banco la existencia de un empleo que parece ideado s6lo para satisfacer las exigencias del mis insolente nepotismo. Para 1legar a esta conclusion, bastame la con- ducta seguida por el Gobernador en los dividen- 143