50 CUADERNO DE CULTURA tar con mis auxilios que los propios de sus Ca- jas; dejando, sin embargo, al cuidado y celo del Virrey socorrer a la isla de Santo Domingo, mientras lo necesitase y a las demds posesiones en aquellos apuros imprevistos y urgentes en que la conservaci6n de las Provincias exigiese soco- rros pyontos y especiales o en los que el decoro de la naci6n pudiera hallarse comprometido, co- mo sucederia si faltasen los situados correspon- dientes al ministro de Espafia en los Estados Unidos. Apenas esta real orden tendria tiempo para 1legar a su destino; porque el 27 de sep- tenbre de .1821 Iturbide entraba triunfalmente en la capital, a la cabeza del ej6rcito de la Re- voluci6n que consumaba la independencia del an- t:guo Andhuac con la poderosa, resuelta y decisi- va cooperaci6n de los espalioles. Extraviariase en sus juicios quien, por la exis- tencia de los situados de M6xico, dedujese que jams el pobre presidio cubano contribuy6 a las obras de fortificaci6n, ni a las empresas de de- fensa de la tierra, ni a los fondos que en la me- t.r6poli se invertian en las guerras de los siglos XVII y XVIII. A principios del afio 1633 esta- bleci6se el impuesto denominado sisa de muralla, que consistia en veinticinco pesos sobre cada pi- pa de vino o de aguardiente de las islas Canarias que se introdujese, y cuyos productos destindron- se a la construcci6n de los muros de la capital.