34 CUADERNO DE CULTURA fortuna para la causa de la civilizaci6n y de la libertad en los raises americanos y aan en la misma metr6poli, la ambici6n y la codicia de los excluidos se encarn6 en el filibustero, en el bu- canero, en el pirata, en el corsario, -precurso- res y auxiliares de aquellas flotas magnificas con que las naciones rivales fueron demoliendo, uno a uno, todos los baluartes del sistema mercantil que en las Indias introdujeron los espatioles. Cuba, desde que fu6 ocupada por Diego Veliz- quez, vi6se sometida al mismo regimen que aisl6 a toda la Am6rica en sus relaciones sociales con el Mundo Antiguo, al que finicamente qued6 li- gada, en un principio, por la Casa de Contrata- ci6n de Sevilla. La escasez de los metales pxecio- sos no evit6 que la Isla contribuyese a los gas- tos de administraci6n de un regimen incipiente, cefiido tan s6lo a levantar templos, conventos, ca- sas de fundici6n y fortificaciones. Don Jacobo de la Pezuela, cuyo testimonio es muy sospechoso de infidelidad, siempre que se trata de contar los sacrificios causados por la co- lonzaci6n de Cuba, asegura que, desde la con- quista misma, fueron ya muchos los suplemen- tos de la metr6poli; porque el pais poco producia adn pa.ra sobrellevar los gastos, y que Espafia tuvo que afiadir 20,000 pesos fuertes anuales, a la insignificante recaudaci6n de Cuba para cu- brir su modesto presupuesto desde 1511 hasta