ECONOMIA Y CIVISMO 31 vuestro amor al pals no resultar del todo de- fraudada: tantas y tan grandes serdn las ense- fianzas que nos ofrecer, siquiera esbozado, el cuadro hist6xico de los subsidios y de los empr6s- titos levantados por el pueblo cubano para sub- venir a los gastos de la naci6n espafiola, desde los dias en que los tesoros de Mexico y del Per' no bastaban a las b6licas empresas de Carlos I y de Felipe II (3), hasta los nuestros en que ve- mos a Ministros de Ultramar acometer la con- versi6n de las deudas cubanas, no persiguiendo el fin de toda conversion, que es reducir los gas- tos del servicio de tales obligaciones, sino, en pu- ridad, para auxiliar con los caudales acopiados a la madre patria, afligida por la mis intensa y angustiosa de las crisis econ6micas que la hayan perturbado en los iltimos cincuenta afios. Don Antonio Canovas del Castillo, en lumi- noso opfisculo sobre Carlos V y las Cortes de (3) Tan extensa lleg6 a ser la penuria de Espafia en los pri- meros afios del reino de Felipe II, que, para conseguir caudales, no se vacil6 en apelar a los arbitrios mfis duros e inmorales, desde los empristitos forzosos a prelados y particulares, hasta legitimar los hijos de los clirigos y dares cartas de hidalguia a un precio m6dico. Entre los empristitos forzosos cuntanse las remesas de oro y plata del Nuevo Mundo, que por real c6dula se embargaban en la Casa de Contrataci6n de Indias de Sevilla, aplicindose al Rey todo lo que venia para mercaderes, particulares y difuntos. A la vista de esto, dice Lafuente, "comprindese sin esfuerzo una de las causas mis poderosas de la decadencia del comercio espailol desdc los primeros reinados de la Casa de Austria, y del empobrecimiento de la naci6n a vuelta de las grandes remesas de metilico que se recibian de las Indias" (Historia general de Espaiia, tomo XIII, pig. 54).