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141 

2XV 

El peridico 

fl baronet haba previsto lo qne 
j. l 3 

aeoia suceuer. 
La noche transcurri Bln que la 
Joven hubleae podido cerrar los 
pos: presi de dolorosa agitacin, 

una ojeada abarc su dicha perd- n 

da, su sueno aesiruiao. uespue 
mir el porvenir y en ste vea 
Bir Guillermo llevando la carga de 
su existencia desolada, amndola 
maidicindola la vez. El baro baro-nei 
nei baro-nei habla representado tan bien 
su papel demostrando ese dolor in inmenso 
menso inmenso y resignado que seduclia 
eternamente el corazn de las mu mujeres, 
jeres, mujeres, que Herminia so acus de 
lener la culpa y experimentaba ya 
un remordimiento y de ste a la 
compasin, de la compasin al 
amor jia distancia es tan corta! no 
hay sino un paso, comq haba di 
chsir Guillermo. Durante teda 
la maiana Herminia permaneci 
encerraaa en su habitacin, lu luchando 
chando luchando con aquellos dos sentimien sentimientos, 
tos, sentimientos, el amor que an profesaba al 
Ingrato Fernando, y la compasin 
quo i inspiraba aquel hombre jo jo-vt, 
vt, jo-vt, gtntrco, fia espritu eUnoo, 

de modaiea distinguidos que s 
llamaba slr Guillermo y al que 

tantas mujeres habanse conside considerado 
rado considerado dichosas amndole. 
Lleg la hora de comer, y Her Herminia, 
minia, Herminia, triste y con la muerte en el 
corazn, baj al comedor, pero in intentando 
tentando intentando sonrer para tranquilizar 
a su madre que con mirada inquie inquieta, 
ta, inquieta, observaba las seSales y los 
rpides efectos del dolor que la 
consuma lentamente. Sa sentaron 
a la mesa. 
Hija ma, -dijo la baronesa, 
besndola en la frente, os en encuentro 
cuentro encuentro muy abatida. 
Lo creis a&, querida ta? 
- No habris dormido. 
Herminia enrojeci y baj loa 

Sospecho, querida, que la causa 
del insomnio es muy seria. 
Ta.... balbuce la joven que 
se puso muy plida. 
A propsito, dijo la baronesa 
que no hab dicho aquello sin In Intencin. 
tencin. Intencin. Se march sir Gui Guillermo? 
llermo? Guillermo? Herminia se inmut y Teresa 
ere quo so Iba poner mala, 

alegra? Y si os pidiese de rodillas 
consagrar mi vida a haceros olvi olvidar 
dar olvidar a ese miserable,, perdonadme 
esta palabra, vuestro padre me lo 
ha referido todo,--si os jurase que 
no pasara un minuto sin que todas 
mis acciones, mis pensamientos, 
mi existencia entera, no os fuesen 
consagrados si posternado de 
hinojos ante vos como delante de 
un ngel. ... 
La joven volvi a alargarle la 
mano. 
No, dijo moviendo la cabeza, 
--no, sir Guillermo, sois un cora corazn 
zn corazn noble; y merecis en este mo momento 
mento momento otra cosa mejor que pasar 
vuestra vida al lado de una mujer 
que tiene el corazn roto y vive de 
los recuerdos. Adis, partid, olvi olvidadme. 
dadme. olvidadme. Har votos ardiente para 
que seis feliz y Dios escuchar mi 
deseo de que otra Joven, cuyo co 
razn est libre, pueda amaros. 
Adis, dijo el baronet, y se 
levant plido, semejante a la 
estatua de la desesperacin, pero 
con una desesperacin solemne y 
digna que sa desahog con sollos... 
Di algunos pasos, se acerc ella y 
la bes la mano. 
Adis, adis. dilo. 

Y se acerc a la mesa de whist, 
' en done la pobre Teresa estaba 
sentada y desde donde, con su odo 
y corazn de madre, lo haba odo 
todo. 
Adis, seora,- la dijo media 
voz vendr maana a despedirme 
de vos. 
Y sali, despus de haber besado 
la mano la vieja baronesa, acom acompaado 
paado acompaado del 6eSor de Bsauprau; 
Qu hay? pregunt el jefe 
de negociado en el momento que 
pusieron el pie en el patio. 
Creo que seris mi suegro, 
respondi sir Guillermo, y se trans transform 
form transform en el acto dejando de ser el 
joven plido, triste, desesperado, 
que se alejaba con la muerte en el 
corazn. Era un hombre fro, ale alegre, 
gre, alegre, sonriente Den Juan r Undoso 

de la comedia qae acababa de re 
presentar, y mofndose de la efe' 
dulidad de su vctima. Haba deja 
do de ser el baronet sir Galllerme 
el jven melanclico y soador de 
la verde Erin, la tierra de ios mr mrtires 
tires mrtires resignados, la patria de aque 
los quienes sus padrea han ense enseado 
ado enseado a sufrir., a i,Era Andreal El 
vizconde Andrea el corazn de 
mrmol, el alma de lodo, el verdugo 
de Marta, el secuestrador de Jua 
na el asesino de Sebastin. 
El seor de Beauprau di un pa 
so atrs y mir al gentleman. 
Me parece, dijo, que no de 
bis estar muy animado. Jugando 
os escuch y me parece que la pe pequea 
quea pequea est en sus trece. 
Querido suegro,- respondi 
framente el baronet, no enten 
daris nunca nada en cuestin d 
mujeres. 
Ehl ehl-dijo el seor de 
Beauprau con aire de fatuidad f 
como si quisiese dejar adivinar qu 
en su juventud haba hecho mu muchas 
chas muchas votlmas. 
Si vuestra hija no tuviese doe 
millones de dote, dijo el baronet 
con impertinencia, no os quisiera 

para suegro, sso enienaeis aua. 
Gracias. 
jCm! exclam el baronat. 
No entendis cul es la progresin 
del amor? o 
No, respondi cndidamente 
el Seor de Beauprau. 
-.Pues bien, escuchad, ahi va, 
dijo sir Guillermo. 
Y tom del brazo al jefe del ne negociado, 
gociado, negociado, y apartndose con l le 
dijo: At 
"En materia do amores, la dis 

tanda se mide por meses, por aos 
y por das. 
jAh dijo el seor Beauprau. 
Veamos cmo. 
Esta distancia se compone de 
tres fases: la indiferencia, la com compaa 
paa compaa y el amor. 
La difisin es ingeniosa. 
Para una mujer, prosgalo