PARTE PRI31ERA Gobernador Militar de la ciudad de la Habana. Estaba instalada en la casa Cuba 24. El primer funcionario que estuvo a su frente, fu6 el Mayor Jhon Gary Evans, del Ej~rcito Americano, que era Inspector General de Policia y que se denominaba Presidente de la Corte de Policia. Actu6 hasta Marzo y despu~s de haber laborado en ella unos pocos dias el Mayor Davis, se hizo cargo de e.sa Corte el Capitfn del propio Ej~rcito W. L. Pitcher, conocido generalmente por Mister Pitcher, que se hizo c6lebre por sus fallos de "tiro r6pido" y por sus condenas de "ten dollars o ten days." De esa Corte de Policia o Tribunal Correccional, mencionada por primera vez en un texto oficial, segfin se ver6 despu~s, en la Orden Militar 152 de 1900, Gaceta de 15 de Abril; arranea el inicio de los actuales Juzgados Correccionales. Esa Corte conocia de las faltas, la investigaci6n era verbal y nos han dicho se celebraban los juicios poco mfis o menos como hoy dia: e..n el atestado sc daba cuenta a la Cortn, los detenidos se cnviaban al Vivac a disposici6n del Presideite de la misma; al dia siguiente de cometido el hecho, el Jefe del Vivac presentaba a los acusados en aqudlla, se celebraba el juicio y el que era condenado pagaba la multa en el acto o se le remitia a dicho penal, o al Castillo de Atar~s, segfin se les condenase o no a trabajos forzosos, poni~ndose en el reverso del oficio remitiendo el detenido a la Corte, la condena que debia sufrir, documento que se devolvia al Jefe del Vivac. De los juicios no se levantaba acta alguna y el resultado, absolutorio o condenatorio, se llevaba a un libro a cargo del propio Presidente de la Corte. Hemos tratado de ver c;ic libro y se nos inform6 que ha desaparecido. El Presideute de la Corte cuando lo tenia por conveniente, visitaba el Vivac y el Castillo de Atar~s, hacia formar a los detenidos, inquiria de los jefes de esos establecimientos acerca de la conducta de los reclusos y alli, sin mfis trdmites, disponia la libertad de los que estimaba acreedores a esa gracia, equivalente a la de indulto. Aquella Corte, especialmente bajo la direcci6n del referido Capitfin Pitcher, prest6 muy buenos servicios a la causa de la educaci6n ciudadana; pues corrigi6 inveterados malos vicios y costumbres, y par6 los pies a mucha gente que campeaba por sus respetos que fu6 a picar piedras al Castillo dc Atar~s. No dej6 de cometer abusos el referido Capitfn, pues afin se recuerda el de que fu6 victima un torero al que mand6 cortar la coleta, vejhndolo y privfindole del mfs preciado distintivo inherente a los que se dedican a lidiar toros, arbitrariedad que fu6 reparada, segfin nos han informado, con una fuerte indemnizaci6n en metfilico, y algunos otros. La opini6n pfiblica, reflejada por la prensa habanera, em-