14 DIARIO DE SESIONES DE LA CONVENCION CONSTITUYENTE patriotas venerables, en su mayoria procedentes de la Roevoluci6n, que venian aun con ese credo en su mente, con toda la doctrina de las democracias, pensando que fueron a ella cultos e incultos, que fueron juntos a luchar y juntos arma al brazo habian conquistado la independencia, no pudieron negarle el voto a los que no supieran leer y escribir, esa Constituyente tuvo un rasgo mds de nobleza -al concederle el voto a los analfabetos. S.6 de miembros electos para la misma que rehusaron venir, por estimar que aquella medida era peligrosa, pero al establecerse la lucha entre su cerebro y su coraz6n, decidieron no pedir nada par a no tener que votar en contra de esta medida que yo, repito, creD justa, noble y .democrdtica. Pero ya a los 25 aios de Repdblica, yo creo quo el Congreso debiera dejar el voto a los analfabetos, pero a los analfabetos libertadores, porque asi hubl ra ratificado el deseo de la Constituyente de 1901, pero hubiera podido suprimir ahora el voto a los que no tuvieran ese titulo, toda vez que a los 25 aios de Repfiblica, cuando se gastan cantidades importantisimas en Instrucci6n Pikblica, es alarmante y hasta exajerado el analfabetismo. Y quedarian dentro de quince aios muy pocos o ninguno de los miembros del Ej~rcito Libertador, desgraciadamente y para e resto de la poblaci6n cubana, seria un estimulo estf medida. Si esto hubiera sucedido, tal vez, y sin tal vez, hubi6ramos logrado una forma para otorgar el voto a la mujer, tambin de una manera parcial y estimulante a la vez. Pero no es posible; no es posible a esta Convenci6n, salirse de las lineas trazadas por el Congreso. Si fuera posible legislar, yo seria de los que pediria aqui con toda la sinceridad de mi alma y todas las energias de ini coraz5n, se concediera el voto a la mujer cubana, pero este voto con la limitaci,6n de que solo pudiera concederse a las que tuvieran un titulo de profesora de instrucci6n pdblica o cualquier otro titulo acad6mico y hasta llegaria a mas, a las dedicadas al periodismo, pero ya que nosotros no podemos en modo alguno legislar, sino aceptar o rechazar la forma propuesta, por eso me pronuncio en contra de la moei6n del sefior Andreu que se opone, por su redacci6n, a lo legislado por nuestro honorable Congreso. Yo ereo que debe dejarse el precepto tal y cono estA en nuestra Carta Fundamental vigente. No debemos dejar at Congreso este problema, y perd,6nenme los sefiores Congresistas, con todo el respeto y toda la distinci~n que ellos merecon, tengo mis recelos, y tengo mis recelos, porque s4 que el Congreso tiene momentos (e alma infanti!. Compuesto en su mayoria dc hombres jlvenes, co;teses y caballerosos, pudiera ]legar un momento en que otorgaran ese derecho a la mujer cubana, a pesar de todas las amarguras que ello pudiera traer. Y. 'he visto, como muchos de los que forman parte de esta Constituyente, yo he visto euando me honraba perteneciendo al 'Congreso, en un momento en que la situaci6n de Cuba era terrible, por la miseria existento, al extremo de que el mismo Congreso esper6 dos o tres meses para cobrar sus haberes, creo que all por el afio 1922, en que se ;hizo el famoso emprstito de los 50 millones de pesos, he visto, repito, que se pretendi6 por empleados de cierto Departamento o Secretaria, un aumento de sueldo. El Jefe o Director de aquel Departamento tuvo la habilidad de recole.tar las empleadas mds bonitas y mis j6venes, y mandarlas a la tribuna pfiblica y hasta al Sal6n de espera de la CAmara de Representantes a conquistar el voto de los sefiores Representantes en beneficio de aquella Ley de aumento. El Congreso mismo que estaba sufriendo los rigores de aquella situaci6n, no porque no cobrara sus haberes, sino por sus sentimientos cubanos, lleg6 un momento en que flaqueo y aquella ley hubiera pasado. Pero ocupaba entonces la Presidencia de la Repfiblica el doctor Alfred,) Zayas, y 6ste por medio de su "leader" hubo de lamar la atenci6n del Congreso hacia to imposible de aqueIla Ley por la situaci,6n econ6mica. El Congreso, sefiores, es noble; el Congreso estd formado por hombres de gran coraz6n, a 61 se acercan m's de una vez, porque es costumbre que se le acerquen, personas, comunidades, en fin todos los que puedan beneficiarse con una Ley, la piden al Congreso, y el Congreso casi siempre vota la Ley y dicho sea en honor d la verdad, la vota porque no beneficia a ninguno del ,Congreso. El Congreso es para todo el mundo menos para el propio Congreso; y esto pueden probarlo los ex-Congresistas que han muerto en la miseria y aun algunos que en la miseria viven, que no pueden conseguir que el Congoreso les vote una Ley por que este mismo Congreso tan bueno y tan noble, es .decoroso cuando de 61 se trata, y tiene escrdpulos de que se lo puedan criticar. Por eso es que yo he tenido mis recelos, no por otra cosa. El Congreso actual, es el mismo que los dem~'s: siempre cubano, siempre hidalgo. Si ahora le diramos el voto a la mujer, yo pr:gunto al senior Andreu, con el mismo respeto que 61 tiene para su esposa, que yo lo tengo tambi6n para la mia, y para mis hijas, a las que quiero tanto come tquiere el sofior Andreu a sus hijas, y los miembros de esta Constituyente, a sus esposas y a sus hijas, h dejaria el sefior Andreu concurrir aqu6lla al Colegi3 electoral? Y para terminar, sefiores, despu~s de mis palabras anteriores, quiero expresaros la ditima: si se otorga el voto a la mujer cubana, v'is a cometer una injusticia, sin quererlo, sin pensarlo siquiera, porque en el primer ensayo del sufragio femenino no habr~is logrado otra cosa que poner de manifiesto !a ineapacidad de la mujer eubana, que no es total-